pum¡ abrcadabra

No hay duda de que somos inteligentes.Pero lejos de cambiar la faz del mundo, en escena seguimos sacándonos conejos del cerebro y palomas blancas, bandadas de palomas
que invariablemente se cagan en los libros.
No hay que ser un Hegel para darse cuenta que la razón es a la vez razón y no razón;
basta con mirarse en el espejo de bolsillo. Te veráz vistiendo una capa azul, adornada con estrellas palteadas y una capucha.
Celebramos el congreso hegeliano en el sótano, donde están sepultados nuestros colegas,
desenpacamos nuestra bola de cristal y nuestros horóscopos y ponemos manos a la obra
moatramos nuestros peritajes y agitamos nuestro péndulo y nuestro informe de investigaciones.
Hacemos girar las mesas prguntamos ¿cuán real es lo real?
Hegel sonríe le pintamos un bigote , ahora se parece a Stalin, el congreso se divierte , baila sobre
el volcan. Los guardias montan guardia afuera. Nuestra psique hace serenas declaraciones sobre el caso, y coincidimos que en lo profundo de cualquier polizonte habita un angel custodio
Y dentro de este polizonte... pum¡... ¡ABRACADABRA¡
Como un pañuelo enorme desdoblamos nuestras teorías
los hombres de la gabardina aguardan modestamante frente al refugio a prueba de motines
del seminario, fuman casi nunca utilizan armas, vigilan nuestra nómina universitaria y nuestras flores artificiales y el excremento de palomas blancas que inunda todo el lugar.

H.M.E