yo y el universo

Saturday, May 27, 2006



Por Álvaro Bisama Apuntes de lector luego de leer "Lunar Park" de Bret Easton Ellis:

1) En una época donde los talentos deconstructivos de Foster Wallace o Dave Eggers sacan chispas, un Peter Pan arrugado como Easton Ellis trabaja a contrapelo al ofrecer una parodia de sí mismo intencionadamente patética, algo terrible y necesario. Ese es su talento. Ser una fashion victim, un saldo de la moda y convertirse así en una tradición, por medio de un libro tirado por tradiciones estúpidas y emocionesconfusas.

2) Recordé que Stephen King declaró alguna vez que ciertas ideas de El Resplandor habían nacido al ver unos cuantos destrozos caseros perpetrados por su hijo pequeño y que él - como artista- había tomado esos sentimientos paternos contradictorios para alimentar la falsa memoria afectiva del relato. Así, dicha novela que trataba en apariencia de un hotel encantado y un escritor poseído, en realidad rozaba algo más profundo: las violentas relaciones entre padres e hijos, sublimadas en un paisaje de pesadilla, un festival splatter y surreal para el goce, disgusto y pavor del lector.

3) King no es Kafka - a pesar de inventar uno que otro insecto gigante por ahí- , pero tampoco Phillip Roth, quien pone esas diferencias entre paterno-filiales como el corazón de su narraciones (desde el ciclo Zuckerman hasta la dolorosa despedida de Patrimonio) para parodiarlas y explicarlas como una cuestión cultural aún más amplia; algo que está hasta en Los Simpsons: el padre como el corazón de cierta ficción moderna. O sea, un problema solucionado de manera posmoderna de dos formas: como una novela de horror o como una monumental parábola judía que es, en el fondo, una comedia sin risa.

4) Easton Ellis y Lunar Park. Lo que más impresiona de Lunar Park es que hace un mash-up, una mermelada con todo lo anterior a la hora de exhibir el mismo conflicto, describiéndolo a la vez como una novela de horror y como exorcismo maquillado de biografía. O sea, entre los colegiales dopados con calmantes por sus padres, la autoconfesión exagerada, el serial killer escurridizo de turno que plagia la obra del mismo Ellis, la casa embrujada, las drogas y la desaparición de los niños; Lunar Park en realidad es una novela sobre un escritor y sus fantasmas. O mejor dicho, sobre los modos en que el escritor se deshace del fantasma del padre, un costado algo obvio pero no por eso menos inquietante.

5) Lunar Park es un libro atípico: está hecho de puro pop basura - su autor, nos guste o no, es alternativamente una estrella literaria precoz y un nihilista new wave a la deriva en los 90- pero en vez de legitimarse literariamente elige pudrirse ante los ojos del lector, deshacerse, no llegar a ningún lado. Se trata de una novela protagonizada por zombis que buscan volver a la vida, por biografías de personajes que persiguen una densidad que no tienen.


6) Tanto King como Roth logran poner sus asuntos en orden, solucionar traumas, hacerse cargo de sus obsesiones y tradiciones. Pero Easton Ellis no llega a nada. A una wasteland o Neverneverland. Ese gesto es algo perturbador. Nada más extraño que una literatura que decide perderse en el camino y quedarse varada en el páramo, no avanzar y convertirse en pura entropía.

7) En un país como Chile, donde los clones de Ellis se multiplicaron como callampas en la década pasada, habría que ver si ellos - ahora en la madurez de la treintena o la veintena o la cuarentena- pueden cruzar el umbral estético de Lunar Park, ver si pueden caminar por el pasillo de esas imágenes de una literatura trizada en sí misma, atrofiada en los afectos, impecable e irremediablemente rota.


Álvaro Bisama.






http://www.netcomuk.co.uk/~lenin/Jean_Cocteau_P12.html

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