la mujer que...
LA MUJER QUE VA A MI LADO
Casi nunca he logrado mantener la calma con una mujer bonita.
Me he puesto a saltar como una cabra vieja
o he roto en ataques de celos que rápidamente las alejaron de mi lecho.
La última se preocupaba por mí.
Me hacía mimos y estaba convencida, firmemente,
que soy uno de los mejores poetas de estas tierras agrestes.
Mas yo, en vez de valorar sus sentimientos,
me paraba en mitad de la vía y gritaba:
¡Vivan las mujeres azules!
Y es que una mujer bonita es fiesta todos los días.
Pero ya ven que no he tenido suerte
y hoy mismo camino de arriba abajo del brazo de una fea.
Edwin Madrid
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